Había una vez un entrenador de fútbol llamado Juan Carlos Socorro, cuya vida había estado dedicada por completo al deporte que tanto amaba. Había tenido una destacada carrera como jugador profesional en la UD Las Palmas, disputando más de trescientos partidos y anotando más de cincuenta goles. Después de su retiro, se había convertido en entrenador, trabajando con equipos de todas las categorías, desde juveniles hasta conjuntos de la Segunda RFEF, dejando una huella imborrable en cada uno de sus jugadores.
Sin embargo, esta temporada fue especial para Juan Carlos Socorro. Lideró al equipo del San Fernando hacia la cima de la tabla, solo superado por el Mensajero, con un desempeño impresionante. Sus jugadores respondieron a su liderazgo, demostrando que con trabajo duro y dedicación, todo era posible.
Al finalizar el partido decisivo, los jugadores se abrazaron y celebraron juntos mientras Juan Carlos Socorro sonreía con orgullo desde la banda. Sabía que su equipo había hecho historia y que esta campaña nunca sería olvidada.
Pero lo que realmente hacía especial a Juan Carlos Socorro era su forma de ser. Siempre estaba dispuesto a ayudar, escuchar y apoyar a sus jugadores dentro y fuera del campo. Era un verdadero amigo para ellos, alguien en quien podían confiar en todo momento.
Por eso, cuando hoy le envié un mensaje después de la hazaña, expresándole mi agradecimiento y deseándole lo mejor, sentí que Juan Carlos Socorro se emocionó profundamente. A lo largo de los años, hemos mantenido una relación de respeto y admiración. Lo admiré como jugador cuando iba al Estadio Insular a verlo correr por aquel campo y ahora también lo admiro como entrenador. Descubrí que, a pesar de parecer serio desde lejos, en persona resultó ser todo lo contrario.
«Juan Carlos, eres una persona muy especial y siempre te agradeceré todo lo que has hecho por el fútbol en las islas. Gracias por el trato que me has dispensado y eres todo un ejemplo a seguir».
Sin embargo, siento que el San Fernando necesita un lugar con mayores expectativas. Deberías regresar a la UD Las Palmas, aunque sea para entrenar a un equipo de las categorías inferiores. Recuerdo que mencionaste en nuestros programas algunas frases que resonaron profundamente en mí: «En la Segunda RFEF no se puede ir con estructuras de equipos de Tercera División, donde los jugadores trabajan y acuden a los entrenamientos y partidos sin ser profesionales, en una categoría que exige mucho. Los equipos deben ser verdaderamente profesionales, de lo contrario, sucederá lo que pasó cuando cinco equipos canarios perdieron la categoría».
Tu conocimiento y experiencia serían de gran valor para el fútbol de las Islas Canarias, y estoy seguro de que te esperan cosas buenas y bonitas en el futuro porque eres un grande.
¡Muchas felicidades!
Gregorio Dorta (Periodista Deportivo)